la familia iskariote

Primera banda en el mundo que practico el Ska-Hardcore activismo, dinamita en iglesias entre canción y canción, no permanece unida la familia Iskariote. Aunque hablen últimamente de formar un ochote.

miércoles, 13 de marzo de 2019

(Italia): Carta de Anna desde la cárcel: Degeneraciones entre el orgullo y el victimismo de género



(Escrito aparecido en el número 3 del periódico anarquista Vetriolo).



Soy anarquista, no soy feminista porque percibo el feminismo como un retroceso sectorial y victimista, nunca he hecho discriminaciones de género tampoco utilizo las convenciones lingüísticas gender-friendly es mas, a menudo utilizo un lenguaje sucio y políticamente incorrecto. Creo que en la búsqueda de la anarquía, osea en la práctica de relaciones antiautoritarias este ya contenida y vaya cultivada la anulación de los privilegios y las opresiones de género. Ah, olvidaba, detesto la autoconsciencia en lugares públicos e incluso en las asambleas, las considero una herramienta fuera de lugar. Entiendo y tengo la voluntad de relacionarme, pero veo con muchas veces la asamblea expira en la auto-representación estéril. Mira, en estos tiempos se corre el riesgo de tener que debutar con un preámbulo similar para adentrarse en el laberinto de los lugares comunes sobre género y feminismo, desenredandose en la intrincada incapacidad y no habilidad de la galaxia anarquista a relacionarse con una gama de comportamientos que van desde el hiperemotivismo hasta el burocratico cálculo de la posición a tomar (y del grado de compromiso negociable) en una lucha. No creo que comportamientos autoritarios y sexistas se combatan buscando difundir nuevas convenciones lingüísticas y recalentando en salsa alternativa trozos de retórica indignada hecha en casa (entre #nonunadimeno, contadores de feminicidios en la televisión, el orgullo, zapatillas rojas y las escaramuzas del arco iris).


Más bien, deberíamos reconocerlos como índices de una operación mas de deconstrucción del significado real y de recuperación en curso. En otras palabras, creyendo de oponerse, de hecho nos estamos adaptando a los mismos códigos comportamentales y normativos concedidos por el dominio, como los respiraderos de tensión.


 No es una novedad que el poder económico y político tiende a fagocitar y direccionar todo, cada vez más rápido. Se vean, por ejemplo, las perlas del neoconservatismo y el conformismo anti-sexista, antirracista y cualquier otra cosa que los medios de comunicación diariamente dan.


 Un malentendido inicial creo que sea la incapacidad de colocar determinados comportamientos, reduciendolo en clave de problemas de género cuando debería ser propio de una más amplia critica en sentido antiautoritario de las relaciones y de las capacidades de comunicación y interacción entre individuos.


Deberíamos dejar la categorización por géneros, en estilo LGBTI (XYZ …) a aquellos que necesitan sentirse categoría protegida, dentro de encasillamientos dignos más de una clasificación jerárquica de las variedades de combinaciones entre individuos que de cuerpos y mentes libres. En cambio, nos encontramos a confrontarnos con tales encasillamientos en ámbitos antiautoritarias, que deberían haber ya interiorizado el rechazo. Para aclarar, estoy bien lejos de creer que los llamados espacios liberados lo son realmente, siempre,o, a menudo se convierten en estacionamientos de incomodidades varias que, en lugar de levantar la calidad dela vida y las relaciones, se arriesga de reducirlas aún más.


Por ejemplo, no es posible leer en términos de sexismo, imposición autoritaria o violencia de género cualquier incapacidad para interactuar y encima en ámbito asamblear leí en un folleto [1] que circulaba el año pasado, para estigmatizar la violencia latente en las relaciones entre compañeros ” entonces, el más viejo ejercita el poder sobre el más joven, los que tienen más experiencia imponen a los que tienen menos, los que son más fuertes a los que son menos, recreando como en un espejo las relaciones del existente que se dice de querer subvertir “.


La crítica querría ser a comportamientos autoritarios en ambientes antiautoritarios y tendría un sentido, pero así trivializa y aplana todo: existe una diferencia fundamental entre imposición de la fuerza y expresión de la experiencia. La incapacidad de expresarse o de hacer no es autoritaria o antiautoritaria y no puede que resolverse individualmente … sino se llega al idiotismo. de la alabanza de la incapacidad y de la inacción.


El concepto de violencia emocional o de violación de la integridad emocional es tan lábil, ¿por qué promover similar pacotilla analítica entre individuos antiautoritarios que deberían tener armas criticas y habilidades prácticas de intervención mucho mas afiladas? A pesar de todo vaciando de sentido la violencia sufrida y brutal a la cual viene relacionada. Como pretendemos empeñarnos en una lucha sin cuartel contra la autoridad y disputar de violencia revolucionaria y liberadora si no conseguimos ni siquiera reaccionar individualmente a un “comentario no pedido por la calle” (cogiéndolo por aquello que es, y tratando de consecuencia a quien lo ha escupido ) o de sostener una discusión acalorada, en una reunión, sin recurrir al paraguas de la sensibilidad rota ? ¿Por qué encontrarse a leer la desarmante y obvia idiotez que aconseja, para evitar un aborto no deseado, de hacer el amor con una mujer? [2] ¿Por qué codificar, puede ser en el ámbito del género, solo para “bandas de mujeres”, como conquista, la autodefensa de agresiones y acoso? ¿No es igual un problema común a los géneros, después de ser liberados?


¿Por qué sacar de los armarios del feminismo, años ‘70, los productos mas desgastados como las reuniones separatistas, … tal vez llamándolos ( work-shop) talleres (un término muy feo que combina trabajo y tienda, transformado por convenciones corporativas e indigno de la libre discusión)?


El fantasma de un símil mecanismo reductivo y banalizante lo leo en otra publicación reciente, la edición italiana de los textos reivindicativos de las Rote Zora [3], ósea el intento de sensibilizar solo un grupo feminista sobre un grupo de mujeres que practican la lucha armada en los años 80/90 en Alemania, insistiendo sobre la elección de género, de gran interés sobre algunas temáticas feministas, como una discriminante privilegiada y para quitarlas del olvido … visto que no se querría “ que entre a hacer ser parte de la historia oficial. Esa está escrita por los hombres ”[4] …
¿Maaahh? ¿No es que la historiografía oficial tiende a no tratarlas porque rabiosas, no feministas rabiosas ? Así como no trata, o tergiversa, la historia, las acciones, los escritos de muchos otros rabiosos y rabiosas? La visión parcial no es aquella de las Rote Zora, que experimentaron su propio camino de lucha y liberación individual y colectiva en el ámbito de una acción más amplia antiimperialista y anticapitalista, sino la de quien busca de convertirla en una bandera para otorgar mayor credibilidad y peso específico al propio teorizar, igual para reducirse luego a buscar “caminos de autodefensa”.


¿Por qué enrocarse sobre un discurso “feminista y lésbico” [5], por qué otra jaula protectora, en vez de desarrollar la belleza y las infinitas ideas infinitas más avanzadas de crítica al dominio (no solo de género) ofrecidos y experimentados?


La “hermandad” siempre me ha parecido una forma de alienación alusiva de alianzas políticas transversales entre oprimidos y opresores, entre partes adversas … “interclasistas”, como de nuevo está de moda decir. En este período también me ha llegado un libreto [6] que recopilaba las entrevistas realizadas por una feminista italiana a algunos veteranos de la revolución española en el 1936, buscando una discutible “hermandad” entre anarquistas comprometidas en el frente (y en la retaguardia con Mujeres Libres), poumistas y estalinistas. Era bastante significativo que de las revolucionarias anarquistas casi centenarias fueran mucho más lúcidas y abiertas en las crítica a los límites del feminismo que sus entrevistadoras, empapadas de lugares comunes años ‘70: con la tranquilidad extrema de una vida vivida plenamente, conseguían explicar fácilmente la relación de iguales entre compañeras y compañeros, de cómo lograron ridiculizar y neutralizar los machismos que surgían entre los más retrógrados y estúpidos entre sus compañeros. En definitiva, las prácticas y la contribución teórica de estas mujeres están mucho más avanzadas en el camino de la liberación del individuo y negación de dinámicas autoritarias, de las feministas que comentan sobre sus experiencias, defendiendo simulacros de lucha en lugar de la lucha misma. La necesidad de autos de fé, la “deconstrucción de los propios privilegios de hombre”, la búsqueda de espacios separados para el debate, la autoconciencia y autoanálisis en lugares públicos parecen un poco demasiado al signo de estos tiempos de sobreexposición y apariencia, abanderar “luchas” por categorías y luchas internas para terminar por no luchar por nada.


Anna,
 prisión de Rebibbia
 Octubre 2018


infogeiho: http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/525387



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